Grupo: Muse
Fecha: 7
junio 2013
Lugar: Estadio Olímpico Lluís Companys (Montjuïc), Barcelona
Es-pec-ta-cu-lar.
Con estas "5 palabras" se simplifica la descripción de un concierto
de Muse tras asistir a su directo. Para mí era la tercera vez y, a pesar que
sigo pensando que como la época de
Origin of Symmetry o
Absolution no hay nada,
ver a este grupo en vivo siempre es una apuesta segura.
Como aperitivo al evento pudimos ver
L.A., en su papel de teloneros, con un
concierto cortito y donde pude comprobar que la puesta en escena de su nuevo
disco no gana en fuerza pero es correcta. El público no acompañaba en exceso
pero
Dualize u
Outsider cumplen como dignos sucesores de los temazos de
Heavenly Hell.
A las
21:38, casi con puntualidad británica, saltaron al escenario los de Devon para
levantar a los más de 40.000 espectadores que abarrotábamos la pista del Estadio
Olímpico de Montjuïc.
Decenas
de tuberías engranadas dando forma a un motor que tiraba chispas y fuego,
ficticio, llenaban las pantallas envolventes que cubrían de punta a punta el
escenario. Cañones de fuego, esta vez si real, en la parte superior, y también
en el centro de la pista junto al público, disparaban fogonazos al compas de
cada guitarrazo de
Supremacy, el tema de apertura: esto es una entrada triunfal
y lo demás son tonterías.
Entre
temas nuevos y consolidados fueron pasando las poco mas de dos horas que duró
el espectáculo. Cada minuto, cientos de cámaras se alzaban para llevarse de
souvenir las imágenes de un directo que sorprendía a cada canción: ahora unas
caricaturas con la cara de los dirigentes políticos bailando en pantalla
al son de
Panic Station, ahora un actor vestido de traje que sale tirando
billetes y cae "muerto en la pasarela central; una ejecutiva agresiva que se rocía de "gasolina" desde un surtidor; una bombilla gigante
que sobrevuela el escenario con una chica colgada haciendo piruetas, un robot
enorme que se pasea por el escenario mientras suena la paranoica
Unsustainable...
Las performance, las luces, las pantallas, el fuego ... complementaban
las canciones como un bonito envoltorio que engalana pero que no resta merito a
los temazos que, al fin y al cabo, son la esencia de ver a Muse en directo. También hubo momentos para el relax en los que la épica voz de Matt
acompañada tan solo del piano dieran un poco de tregua a la descarga continua
de adrenalina.
¿Una anécdota? Cuando Bellamy coge de alguien del publico una
bandera de España y se pasea con ella ¿nadie le ha dicho a este chico que
estamos en Cataluña? Mucha gente respondió a la imagen con pitidos, que
inmediatamente se alternaban con aplausos al ver que portaba al mismo tiempo
una camiseta del Barça (también proporcionada por un espectador). Fue curioso
cuanto menos.
La emotiva
Starlight fue la encargada de cerrar este
pedazo de espectáculo, digno de ver, que no defraudo y que, bajo mi punto de
vista, evidencia la consolidación de los ingleses en la cúspide del rock
internacional de primer orden.
Aquí os dejo un breve
vídeo-resumen.
Etiquetas: conciertos, muse
