Creatividad zero
Es impresionante, o más bien desesperante, cuando trabajas en una agencia de publicidad y te das cuenta que, en muchas ocasiones, la creatividad es una de las últimas cosas que se tiene en cuenta cuando se crea publicidad.
Estoy de acuerdo en que hay que vender, ¿pero es que la creatividad no vende? Y no estoy hablando de diseño, puedes ser un buen diseñador, pero no aportar creatividad en el concepto, o en el mensaje publicitario. De todos modos cuando alguien aporta algo que puede salirse minimamente de la norma y ser medianamente impactante es inmediatamente fulminado por los filtros internos. A ver, no se trata de sacar nada descabellado al mercado, o al cliente, pero ¿tanto miedo hay a arriesgarse?
Me pregunto qué ocurrirá en las agencias que sacan campañas verdaderamente atrevidas; realmente no me imagino estar divagando sobre algo muy, muy absurdo, o muy muy radical y que el jefe lo apoye al máximo, y lo que menos me imagino es el consentimiento del cliente.
Puede que las agencias locales sean una cantera de la creatividad cero, de anuncios inmediatos con fotos inexpresivas y conceptos inexistentes, o quizá puede que haya estado en pocas agencias y no entienda cómo funciona, pero el caso es que me repatea la idea de pensar que, aunque no me dedique por completo a la creatividad publicitaria, pasen delante de mis ojos más y más anuncios vacíos y que llegue el día que me dé igual.
No soy una creativa publicitaria increiblemente ingeniosa, o al menos no me he dedicado a ello en cuerpo y alma, pero sólo espero que pueda seguir defendiendo lo que me parece transgresor y distinguir algo que es más de lo mismo y algo que no lo es, y ojalá me tope con algún creativo con mayúsculas que me enseñe que las cosas no siempre funcionan igual. Hasta entonces nadaré en mi propia mediocridad buscando algo que se parezca a lo que llaman publicidad de calidad.
Etiquetas: publicidad
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